En el ámbito de la conservación y renovación de edificios se llevan a cabo diversas intervenciones para solventar los diferentes problemas que puedan surgir. Entre ellas, destacan las referentes a las cubiertas y las fachadas, dado que son algunas de las más recurrentes. Al encontrarse expuestas a las inclemencias meteorológicas, son las que sufren un mayor deterioro.
Cubiertas
En el caso de las cubiertas, las patologías encontradas pueden variar según el tipo de construcción y los materiales empleados. En las cubiertas planas, por ejemplo, se pueden apreciar la aparición de hongos a causa de la humedad o el deterioro de las juntas del solado. En las cubiertas inclinadas, se pueden observar problemas como el desprendimiento o rotura de las tejas o el envejecimiento de la tornillería y los anclajes, entre otros.
Fachadas
En cuanto a las fachadas, las incidencias provocadas por los fenómenos meteorológicos pueden resultar incluso más perjudiciales que en las cubiertas. Es por ello que se registran diversas problemáticas relacionadas con la suciedad y el ennegrecimiento, las humedades por filtraciones, desprendimientos y desconchones.
De ahí la gran relevancia de la rehabilitación de fachadas y cubiertas, ya que, además, según indica el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España, estas acciones pueden lograr una reducción de hasta el 50% en el consumo energético de un edificio gracias a la mejora del aislamiento térmico. Por otro lado, según datos aportados por la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (ANDIMAC), la rehabilitación de fachadas y cubiertas puede incrementar hasta en un 20% el valor de mercado de un edificio, gracias a la mejora estética que se logra.
Conclusión
En definitiva, hay que tratar siempre de evitar los problemas que puedan surgir en las cubiertas y fachadas, dado que resultan una parte fundamental del edificio.